ANTECEDENTES

La floricultura en el Estado de México ha logrado calidad de exportación.

La historia de la floricultura no tiene un inicio determinado, sin embargo, los primeros vestigios encontrados son de las culturas sumeria y egipcia, las cuales comenzaron a utilizar plantas silvestres como ornamentos, creando así los primeros jardines de los que se tiene registro, aunque se estima que el uso de plantas silvestres como decoración inició mucho antes.

A partir de estos registros se encuentran muchos más a lo largo de la historia y en diversas civilizaciones de todo el mundo, sobre todo Asia Menor donde hay datos de las diferentes plantas que se utilizaban como ornamento en lugares como: Babilonia, Grecia y China. Todos con diferentes flores endémicas como la rosa, la peonía, el crisantemo y la camelia.

Es a partir de los siglos XVIII y XIX, que se comienza con la introducción de diferentes tipos de flores hacia Europa, permitiendo que se observe una mejora en las especies y creando las variedades de flores que se mantienen hasta nuestros días. Pero no fue hasta 1930, aproximadamente, cuando principia la producción comercial de flores de corte.

Después de la Segunda Guerra Mundial se desarrolla el modelo industrial de producción y además se gesta la idea de un mercado para comercializarlas, siendo considerado en un inicio como un producto suntuoso y para personas con un alto poder adquisitivo, pero que ha pasado a formar parte de la vida cotidiana de la mayoría de los ciudadanos. 

Ahora que tenemos un panorama general de la floricultura la pregunta es: ¿Cómo inició la Floricultura en México?  Ésta inicia entre los años cuarenta y cincuenta con el arribo de un numeroso grupo japonés que buscaba aprovechar la calidad del suelo y las facilidades climáticas de nuestro país para desarrollar sus cultivos de flores.

Es así como nuestra agricultura se termina convirtiendo en un gran bastión de cultivos florícolas de las más variadas especies; además de permitir el desarrollo de la economía social gracias a que esta actividad permite generar producción durante todo el año, logrando que comunidades enteras se desarrollen tomando como base económica esta actividad y sus derivados.

Como ejemplo exitoso de este modelo tenemos el Estado de México, donde se ha logrado alcanzar y mantener una calidad en las flores que permite exportar hacia países como Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y Japón. Generando un valor económico importante pues con un espacio más pequeño de cultivo se logran ganancias iguales o superiores a la cosecha de otros productos en un territorio diez veces mayor.

El Estado de México es de los principales productores de flores a nivel nacional y del municipio Villa Guerrero sale la mayor parte de las que se distribuyen en todo el territorio mexicano y diferentes países del mundo, esto inició en este municipio alrededor de los años 40, cuando productores japoneses llegaron y establecieron los primeros cultivos en el Estado de México.

Rosas, crisantemos, gerberas, gladiolas, claveles y girasoles, entre otras, son cultivadas durante todo el año por hombres y mujeres mexiquenses, ya que esta actividad representa la principal fuente de ingresos para los habitantes de la región.

Villa Guerrero produce el 65 por ciento a nivel nacional; además, del total que se exporta a Estados Unidos y Canadá, el 90 por ciento son de este corredor florícola.

“Nuestro principal mercado de exportación es Estados Unidos, nuestras flores van en agua y en un empaque especial; esas condiciones han hecho que los clientes de ese país miren más hacia México porque les llega el producto muy fresco”,  Jorge Bernal, secretario del Sector Florícola del Estado de México.

Detalló que entre las flores que más viajan a otros países se encuentran la gladiola, el clavel, la rosa, las flores de bulbo y follajes; y, para ampliar el catálogo para los clientes, ya se están certificando algunas variedades de crisantemos.

Actualmente, los agricultores de esta región producen flores que son aptas además para la alimentación, ya que han cambado los líquidos químicos por herbicidas y plaguicidas elaborados con componentes orgánicos que cuidan el medio ambiente y la salud de los agricultores.

De acuerdo con Jorge Bernal, en Villa Guerrero hay aproximadamente 15 mil productores de flores que cultivan este producto y ofrecen empleo a muchas personas de este y otros estados del país.

Las condiciones de clima, agua y suelo fueron propicios para que las primeras plantas florecieran y fue así como primero, se empezó a comercializar de manera local, después, regional, y hoy en día Villa Guerreo es considerado como la capital de la flor en México.

Para tener una flor de alta calidad hay que seguir al pie de la letra los cuidados fitosanitarios y después de la cosecha es necesario que el producto reciba una buen hidratación, para que llegue en perfectas condiciones hasta su destino.

“Lo cual lleva a que la flor mexicana tenga un prestigio a nivel internacional y así más países se interesan por nuestros productos”, destacó.

Jorge Bernal considera que, para impulsar la producción florícola, es necesario involucrase en líneas de investigación para que ellos realicen sus propias variedades, biofertilizantes, controles biológicos; además, dijo, hay que especializarnos más en temas de mercadotecnia para llegar a más puntos de venta. 

La floricultura es la base de la economía del municipio de Villa Guerrero, considerado el principal productor de flores de México. Según informes del gobierno municipal, la producción de flores generó 1,827 millones de pesos en 2010. Por ello, Villa Guerrero es conocido como La Capital de la Flor en México.


         Bueno…… ahora hablemos sobre los fertilizantes

Debido a que el uso de fertilizantes se ha convertido en una parte tan integral de la agricultura moderna, rara vez pensamos en su procedencia, en el tiempo que se ha utilizado y en el impacto que ha tenido en nuestra producción de flores y cultivos. Con nuestra capacidad actual para analizar los niveles de nutrientes de nuestros suelos y luego convertir esos resultados de los análisis del suelo en recomendaciones de aplicación fiables, la mayor preocupación de los agricultores en relación con el uso de fertilizantes es cuánto cuesta, cuánto se necesita y qué formulación de fertilizante aplicar. Esto no siempre ha sido así.

Las prácticas actuales en materia de fertilizantes son relativamente recientes y se remontan a la última mitad del siglo XX; sin embargo, las prácticas tradicionales en materia de fertilizantes son mucho más antiguas.

¿Cual era la creencia sobre los fertilizantes? Aunque anteriormente se pensaba que el concepto de uso de fertilizantes sólo se remontaba a 2000 o 3000 años atrás, actualmente se cree que los primeros agricultores utilizaban estiércol para fertilizar sus cultivos desde hace ya 8000 años. Un equipo dirigido por Amy Bogaard, arqueobotánica de la Universidad de Oxford, decidió buscar pruebas de un uso anterior de fertilizantes.

En la antigüedad, el estiércol habría sido el fertilizante más lógico a utilizar y, debido al hecho de que el estiércol tiene una concentración más alta de lo normal del isótopo raro del nitrógeno-15 (N-15), el equipo observó que una investigación reciente demostró que las plantas tratadas con estiércol tienen más N-15. Los investigadores recogieron muestras antiguas de cereales como el trigo y la cebada, así como de legumbres como los guisantes y las lentejas, en 13 de los primeros lugares de cultivo de toda Europa que databan de 4400 a 7900 años atrás. Analizaron más de 2500 granos de cereales individuales y semillas de legumbres, de los que se concluyó que los niveles de N-15 eran más altos de lo normal y coherentes con el uso de estiércol como fertilizante.

Los investigadores también supusieron que el cultivo y el pastoreo se desarrollaron al mismo tiempo y fueron integrales desde el principio.

Entonces, ¿cómo se dieron cuenta los agricultores hace miles de años de que el estiércol podía aumentar sus rendimientos? Los investigadores llegaron a la conclusión de que los primeros agricultores probablemente notaron por primera vez un mayor crecimiento de los cultivos en las zonas de acumulación natural de estiércol donde se reunían los animales. Estas áreas de alta fertilidad habrían sido obvias para los agricultores de subsistencia que vieron diferencias de productividad entre sus pequeñas parcelas.

Más tarde, se ha registrado que los babilonios, los egipcios, los romanos y los primeros alemanes utilizaron minerales o estiércol para aumentar el rendimiento de sus explotaciones. Sin embargo, la fuente predominante de fertilizante para los siguientes miles de años fue el estiércol.

La aportación de nutrientes ha sido otra de las necesidades constantes desde que el hombre empezó a labrar la tierra.  De hecho, solo se puede garantizar la alimentación de toda la población utilizando fertilizantes, que deben encargarse de aportar los nutrientes que necesita el suelo para que este no se agote.

En concreto, fue en el siglo XIX cuando el agotamiento de los suelos europeos provocó una serie de importantes hambrunas. Los científicos reaccionaron y empezaron a investigar el uso de agroquímicos con el objetivo de aumentar las producciones agrícolas. 

Con la población diezmada por el hambre, en un entorno en el que una gran parte de la población europea se vio obligada a emigrar para huir de la tragedia, el químico Justus Von Liebig descubrió que había tres compuestos fundamentales que tenían en una importancia decisiva en el desarrollo de las plantas: 

·        Nitrógeno (N).

·        Fósforo (P).

·        Potasio (K).

A día de hoy, estos tres elementos químicos siguen siendo la base de los fertilizantes químicos modernos, conocidos por la fórmula NPK. 

Von Liebig descubrió que, además de agua y de dióxido de carbono absorbido del aire, las plantas necesitan esos tres componentes químicos para crecer fuertes y ofrecer más rendimiento. 

Con esa idea en mente, fabricó el primer abono artificial, que no tuvo mucho éxito, ya que carecía de elementos nitrogenados. 

El problema era que en aquella época todavía era imposible fijar el nitrógeno mediante un proceso industrial. Hubo que esperar hasta finales de siglo para descubrir un proceso de obtención de ácido nítrico a través de la reacción del oxígeno y el nitrógeno mediante electricidad. Con el inconveniente de que el proceso era muy caro ante la enorme necesidad de energía. 

El proceso se simplificó bastante años después, gracias a los científicos Fritz Haber y Carl Bosch. Su propuesta se basaba en fijar el nitrógeno en forma de amoniaco. De hecho, ese es el sistema que seguimos utilizando hoy en día.

En la actualidad, gracias a los avances de la investigación en nutrición vegetal, sabemos que los cultivos necesitan una serie de compuestos divididos en macronutrientes (N, P,K, S, Ca y Mg) y Micronutrientes (Fe, Cu, Zn, Mn, Mo, B…) según la cantidad necesaria por los mismos. 

Además de esos elementos químicos, las plantas también necesitan bioestimulantes y elementos auxiliares para hacer frente a situaciones de estrés que no se solucionan con nutrientes tradicionales. 


          Pero, surgió un problema……….

Los efectos de los fertilizantes químicos sobre el medio ambiente están ampliamente probados y son incuestionables, estando demostrado que su uso conlleva un riesgo elevado de daños ambientales, como son la contaminación de las aguas subterráneas y del suelo sobre los que se aplican. De lo que no se habla tanto es del riesgo que sobre la salud de las personas pueden acarrear los fertilizantes químicos.

          “Ni todos los fertilizantes actúan igual, ni todos los fertilizantes son saludables    para el suelo y el medio ambiente”

Pero es evidente que conforme las prácticas agrícolas no sostenibles van en aumento nuestro suelo está siendo despojado de su salud, nuestros acuíferos se están contaminando, y nuestros cultivos dependen de aportes químicos cada vez mayores. Y estas prácticas agrícolas basadas en el uso de fertilizantes químicos conllevan efectos muy negativos. El mayor problema al que nos enfrentamos es la contaminación del agua subterránea producida por el nitrógeno que se añade en forma de nitratos. Los nitratos aportados al suelo se mueven fácilmente a través de él, y debido a que son muy solubles en agua, pasan a las aguas subterráneas y permanecen en ellas durante años, y lo que es peor, el aporte de nitrógeno a lo largo del tiempo tiene un efecto acumulativo. Otro fertilizante de amplio uso, la urea, libera amoniaco en su proceso de descomposición. Una parte del amoniaco pasa a la atmosfera contribuyendo a la lluvia ácida y otra parte contamina el agua subterránea. Y lejos de aminorar, son problemas que se verán aumentados en las próximas décadas.

La contaminación del agua subterránea por nitrógeno tiene efectos graves y perniciosos sobre la salud humana

Se ha relacionado con el cáncer gástrico, el bocio, las malformaciones de nacimiento, la hipertensión y el cáncer de testículo. Aunque el efecto mejor conocido que sobre la salud tiene el consumo de agua contaminada por nitratos es la metahemoglobinemia. La metahemoglobinemia es un trastorno sanguíneo por el cual se produce una cantidad anormal de metahemoglobina, una forma de hemoglobina que tiene una enorme afinidad por el oxígeno y que no lo cede en los tejidos. La hemoglobina es la proteína de los glóbulos rojos que transporta y distribuye el oxígeno al cuerpo.

Con la metahemoglobinemia la hemoglobina puede transportar el oxígeno, pero es incapaz de liberarlo de manera efectiva a los tejidos corporales. Es un trastorno especialmente pernicioso para los lactantes, que produce el conocido síndrome del bebé azul, y cuya causa es la disminución del oxígeno en la sangre que le produce cianosis. El riesgo de padecerlo aumenta exponencialmente cuando los lactantes toman biberón cuya agua está contaminada con nitratos.

El segundo elemento en importancia para el crecimiento de las plantas es el fósforo, que se usa principalmente en forma de fosfatos. Su carencia limita el crecimiento de las plantas e impide la absorción de otros elementos indispensables para su desarrollo. El problema ambiental de los fosfatos es que pasan del suelo al acuífero, como el caso del N, produciendo un fenómeno que se conoce como eutrofización de las aguas. El incremento de la concentración de fósforo en las aguas superficiales tiene como consecuencia el crecimiento exponencial de las algas, que son organismos muy dependientes del fósforo. La presencia masiva de algas consume grandes cantidades de oxígeno y provoca su déficit o su ausencia en los ríos, lagos y embalses, contribuyendo a la creación de amplias zonas muertas.

Conocer y comprender los efectos de los fertilizantes químicos sobre la salud humana y el medio ambiente nos hace ser conscientes de los peligros que acarrean y nos permite actuar en consecuencia para proteger nuestra salud y la del planeta. Es, por tanto, necesario buscar alternativas naturales a estos compuestos. Alternativas naturales como son los fertilizantes orgánicos, garantía de salud y sostenibilidad.

 


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